La pandemia del siglo
“En efecto, este tiempo nuestro, caracterizado por la globalización, con sus aspectos positivos y negativos, así como por sangrientos conflictos aún en curso, y por amenazas de guerra, reclama un […]
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“En efecto, este tiempo nuestro, caracterizado por la globalización, con sus aspectos positivos y negativos, así como por sangrientos conflictos aún en curso, y por amenazas de guerra, reclama un […]
“En efecto, este tiempo nuestro, caracterizado por la globalización, con sus aspectos positivos y negativos, así como por sangrientos conflictos aún en curso, y por amenazas de guerra, reclama un compromiso renovado y concertado en la búsqueda del bien común, del desarrollo de todos los hombres y de todo el hombre” (Benedicto XVI).
*Pandemia: Enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región
Viajando en autobús de El Salvador a Guatemala proyectaron la película “Guerra Mundial Z”. Una historia basada en un virus de rápida propagación que diezma a la población mundial convirtiendo a los humanos en zombis y la búsqueda de la cura por parte de un investigador de la ONU. De las imágenes que me impactaron, estaba la de un tablero que contabilizaba los muertos a nivel mundial y los números incrementaban cada segundo.
Repasando en estos días las noticias nacionales e internacionales, llenas de violencia: Los sirios que emigran en masa a Europa, las amenazas de Isis de atacar al Papa, las guerras civiles en varios países, etc… tantas noticias que traen a mi mente un tablero como el de la película con el número de muertos por una pandemia mundial: La violencia.
Como el investigador de la ONU, protagonista de la película, he reflexionado en los orígenes de esta violencia generalizada que vivimos y me permito compartir algunas ideas:
Hasta aquí un análisis somero de algunas causas de la violencia. Pero comparto otra reflexión: He visto muchas formas de “controlar la violencia”: alarmas, policías, registros de entrada en los cotos residenciales. Todas son formas negativas de aislar la violencia. En la película mencionada al inicio, se muestra un ejemplo de lo efímero de esta norma: En Jerusalén crean un cerco sanitario, se aíslan del problema mundial pero este cerco termina rompiéndose.
¿Cómo acabar con la violencia? Soy ingeniero, y si entendemos el mal como un vector que se mueve a la derecha, la fuerza que se opone es un vector en sentido contrario; como dice San Pablo “vence el mal con el bien” (Rom. 12, 21). La violencia no se vence con controles, sino siendo pacificadores; el mal se vence haciendo el bien y el gran bien es la suma de los bienes que todos hacemos. El bien es ante todo una tarea individual.
Jesucristo nos propone como programa “bienaventurados los pacificadores porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mt. 5, 9). Convirtámonos en agentes pacificadores. Busquemos acabar con las raíces de la violencia:
Al aborto, la eutanasia, la injusticia social y al amor erótico opongamos el bien que se oponen a ellos: Un amor a la vida, la justicia – que sólo es justa si va revestida de la verdad y de la caridad – y el amor desinteresado por lo demás. Venzamos la indiferencia que nos aísla de los demás. No seamos pasivos, sino agentes activos de cambio. Atrevámonos a cambiar el mundo con la fuerza del amor, es decir amándonos los unos a los otros como Cristo nos ha amado. Amén.
“El deseo de paz es una aspiración esencial de cada hombre, y coincide en cierto modo con el deseo de una vida humana plena, feliz y lograda. En otras palabras, el deseo de paz se corresponde con un principio moral fundamental, a saber, con el derecho y el deber a un desarrollo integral, social, comunitario, que forma parte del diseño de Dios sobre el hombre. El hombre está hecho para la paz, que es un don de Dios” (Benedicto XVI, Mensaje para la celebración de la XLVI Jornada Mundial de la Paz).
Artículo escrito por nuestro colaborador y católico con acción Padre Óscar Cabello LC.
Dios. Bendig al Papa. Par dirigir al pueblo con sabiduría y fortaleza en un mundi decadentd y falto de amor Compromiso elevar una oracion por los sacerdotes del mundo. Todos los dias
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