Cada vez es más frecuente encontrar noticias que tratan sobre la religión en el día a día. Basta pensar en las recientes filtraciones de documentos en el Vaticano y la publicación de dos libros consecuencia de ello.

Sin ánimo de ser sensacionalistas, la cobertura de los ataques terroristas también tienen que ver con la religión: son fruto de una deformación originada en el fanatismo, que lleva al descalabro de asesinar a otras personas con tal de reivindicar una causa.

Y, para seguir con otros ejemplos, pensemos en la atracción mediática del Papa Francisco, en los problemas éticos y de conciencia que ponen ciertas leyes a las creencias.

Sin embargo, muchas veces estas coberturas periodísticas son superfluas y poco precisas debido a la rapidez con la que se producen las noticias o porque son informaciones tomadas directamente de agencias que tienen poco conocimiento de la realidad sobre la que están tratando.

La complejidad de estas temáticas –y la necesidad del público de estar bien informado en una sociedad con amplia oferta noticiosa- exigen al periodista una mayor especialización que le permita informar de la religión con balance, precisión y profundidad. Esto no significa que se deba hacer un periodismo confesional; se trata, más bien, de ejercer la profesión periodística profesionalmente, para dar un valor añadido y distintivo a sus coberturas.

Un breve y reciente caso práctico.

Usted es un periodista que viaja a Roma para cubrir el Sínodo de los Obispos de octubre de 2015. Es la primera vez en su carrera que tratará sobre temas de la Iglesia. Por eso se ha documentado con otras publicaciones de medios de comunicación, ha leído sobre el Sínodo extraordinario de 2014 y, probablemente, le ha echado una ojeada a algún libro de historia para conocer cómo se originaron estas reuniones de Obispos.

Termina el Sínodo y… ¡no pasa nada! ¿Dónde quedaron los cambios de doctrina de los que hablaba la prensa? ¿Por qué es que los divorciados vueltos a casar no pueden acceder ya a la comunión? ¿Por qué no se están aceptando “sacramentalmente” a las parejas del mismo sexo?

Todas estas fueron falsas expectativas que crearon los medios de comunicación, principalmente por imponer sus agendas y enfoques reduccionistas –cuestión de la que no nos ocuparemos por ahora, pues da para otro artículo-. Pero, por lo general, muchos medios siguieron las coberturas del mainstream, sin siquiera saber que el Sínodo es una reunión de Obispos de carácter consultivo, no deliberativo, que debe ser fiel a la doctrina de la Iglesia, aun cuando se planteen nuevas soluciones pastorales. Esto significa que las conclusiones del Sínodo son sugerencias que el Santo Padre puede tomar y publicar luego en una Exhortación postsinodal. En este caso, lo discutido en el Sínodo, y lo que esté contenido en ese documento papal, se convierte en Magisterio de la Iglesia.

Moraleja: para cubrir eventos de una institución milenaria como lo es la Iglesia Católica, no basta lo coyuntural. Hay que documentarse, apoyarse en la comunicación institucional que ésta ofrece, saber consultar fuentes hasta cierto punto poco “amigables” para la lectura, como el Código de Derecho Canónico, los Anuarios Pontificios y otras leyes eclesiales.

Además, se debe conocer la naturaleza de la institución, que tiene un componente organizativo-jerárquico y, a la vez, uno de “misterio” o invisible, que tiene la misión de llevar a los hombres a la salvación. No es fácil conjugar ambos en una cobertura periodística, sobre todo cuando ciertas actuaciones de sus miembros contradicen la santidad a la que ésta aspira.

Francisco lo advertía en la audiencia que tuvo con los representantes de la prensa, el 16 de marzo de 2013, poco después de ser elegido Papa:

Los acontecimientos eclesiales no son ciertamente más complejos de los políticos o económicos. Pero tienen una característica de fondo peculiar: responden a una lógica que no es principalmente la de las categorías, por así decirlo, mundanas; y precisamente por eso, no son fáciles de interpretar y comunicar a un público amplio y diversificado.

Una nueva tendencia en el periodismo

En los últimos años, han surgido numerosos medios de comunicación –insisto, no confesionales- que se dedican a la cobertura de la religión. A esto se suma el efecto Francisco, que hacen del Romano Pontífice un personaje atractivo para la prensa.

Algunos ejemplos son Vatican Insider, Crux, Religion News Service, Rome Reports, entre otros. También los grandes medios han abierto espacios especializados, como CNN Belief y BBC Religion & Ethics.

La academia también ha secundado esta nueva especialización. En Italia, entre 2013 y 2014, se publicaron 12 libros relacionados con este tipo de periodismo. También existen asociaciones de periodistas que se dedican a la cobertura de la religión, como la International Association of Religious Journalists (IARJ) y la Religion Newswritters Association (RNA).

En conclusión, este tipo de periodismo especializado tiene una especificidad discursiva que exige mayor análisis y superar el peligro de convertirse en un comunicador activista –que confunde información con evangelización- o en un periodista escéptico que simplifica la información en categorías no aplicables a la fe.

Si estás interesado en más sobre el periodismo de religiones, puedes participar en el taller que se llevará a cabo en El Salvador en la Escuela de Comunicación Mónica Herrera, el sábado 14 de noviembre, de 8:00 a.m. a 12:00 m.d. Más información: http://monicaherrera.com/taller-de-periodismo-de-religiones/

Artículo escrito por nuestro colaborador y católico con acción Jaime García.

 

 

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