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El Señor llama a la puerta de nuestro corazón. ¿Quizás hemos colocado un pequeño cartel que dice “NO MOLESTAR”? (Papa Francisco)

En el siglo XIX el mundo parecía girar más deprisa. Al dejar atrás el llamado “siglo de las luces”, habían motivos para ser “positivos” respecto a los horizontes que se presentaban a la humanidad: Los numerosos avances científicos, la evolución de la medicina, el crecimiento de las ciudades, entre otros, hacían parecer que dentro de poco el hombre podría prescindir de Dios.

Y ahora, dos siglos después, cabe mirar atrás y reflexionar para aprender del pasado. Quizá la pregunta del millón sea: ¿estamos mejor que antes?… Si miramos superficialmente por nuestra ventana, diremos que sí: Hay mejores casas y más grandes, más medicinas, mayor consumo, aumento de bienes, más medios de comunicación y de mayor alcance… Pero si pasamos de la superficie al fondo nos estrellaremos con una paradoja, pues, aunque hay viviendas más grandes y mejores, hay también mayor número de hogares rotos y familias reducidas.

Por otro lado, ¿Más medicina y mayor consumo? Sí, pero menos bienestar y más vacío; y sí, los bienes y las telecomunicaciones han aumentado, ha sido más bien a costa de los valores y dejando un saldo de menos relaciones humanas, en cierto sentido, de menos comunicación. Hemos llegado al espacio exterior, pero apenas nos atrevemos a cruzar la calle… ¿No será que hace falta un hilo conductor que dé un sentido a tanto avance sin rumbo?

En cuanto a la salud, la sacrificamos para poder aumentar un poco más nuestro capital y para tener unos ahorros prometedores, que nos sostengan en la vejez sólo para después invertirlos en tratar de recobrarla. Ya lo decía Nietzsche en “La gaya ciencia” al palpar el vacío del hombre al correr sin una meta: “¿Hay todavía un arriba y un abajo? ¿No erramos a través de la nada absoluta? ¿El vacío no nos persigue con su aliento? ¿No hace más frío? ¿No veis venir sin cesar la noche más oscura?”

Esas paradojas, que pululan en nuestras ciudades y que nos topamos en cada esquina, tienen su origen en nosotros mismos como seres individuales. ¡Cuántas veces se nos escurre el presente de entre las manos pensando en futuros que tal vez nunca lleguen o añorando pasados que no volverán!… Bien decía el Papa Francisco recientemente a los jóvenes paraguayos: Porque todos sabemos que en el mundo hay tantos lazos que nos atan el corazón y no dejan que el corazón sea libre: la explotación, la falta de medios para sobrevivir, la drogadicción, la tristeza, todas esas cosas nos quitan la libertad…”.

De nosotros depende si repetimos los errores del pasado, si los volvemos costumbres. No está el problema en el camino que recorremos, sino en el eje en torno al que orbitamos. Hemos puesto ahí nuestros intereses particulares, lo efímero, lo urgente y no lo importante. Pero nunca es tarde para darle el timón a Dios; es curioso que cuando la muerte se percibe cercana, nos enfocamos instintivamente en lo que es importante. Pues bien, lo que es importante a la hora de la muerte también lo es ahora.

Nos vendría bien al final de esta reflexión orar repitiendo esa pequeña gran oración que Papa Francisco regaló a los jóvenes paraguayos durante su reciente viaje apostólico a Sudamérica:

ORACIÓN PARA TENER UN CORAZÓN LIBRE

Señor Jesús, dame un corazón libre, que no sea esclavo de todas las trampas del mundo,  que no sea esclavo de la comodidad, del engaño, que no sea esclavo de la buena vida, que no sea esclavo de los vicios, que no sea esclavo de una falsa libertad de hacer lo que me gusta en cada momento. Amén.

Artículo escrito por nuestro colaborador y católico con acción Tony Guzmán

5 Comentarios »

  1. Mis queridos hermanos si no nos afanamos por los bienes de arriba, no tenemos un horizonte que ver ni un lugar a donde ir. El que no vive para servir, no sirve para vivir.

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  2. Todo lo ha dicho ;cada dian sotros optamos por cerrar el corazon a Dios y ahi esta el resultado.Mas desintegraciob familiar…ya los papas se le hace mas facil comprarle un cel a su hijo y el el hijo ya no sele debe cuestionar ..en las escuelas les matan la fe y esto lleba a abuzar de esa libertad divina….Hemos cometifo muchos errores peto nunca estarde para enmendarse es cuestion se cada uno quieres vivir bien escucha a Dios quieres destruirte sigue como hasta ahora Que Dios me los benfiga y gracias pir vompartir esto

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  3. El PAPA FRANCISCO. Tiene razon. Enfocamos nuestra.felicidad en cosas materiales y nos olvidamos de Dios. Pero estamos tan equivocados ya que Dios en si es la felicidad que necesitamos y no nos hace falta más nada.

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