La obra de arte: Una manera de entender el dolor en nuestras vidas
Todos somos desde mucho antes de que naciéramos como un pedazo de mármol, que al final y con el paso del tiempo de la vida tenemos como fin único ser […]
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Todos somos desde mucho antes de que naciéramos como un pedazo de mármol, que al final y con el paso del tiempo de la vida tenemos como fin único ser […]
Todos somos desde mucho antes de que naciéramos como un pedazo de mármol, que al final y con el paso del tiempo de la vida tenemos como fin único ser parte de la mayor obra de arte, dependiendo del punto de vista, seremos una obra clásica, contemporánea, vanguardista o futurista, al final; el tiempo y punto de vista no es ni será algo que te impida ser parte de ella, dado que esta obra de arte es ser a imagen y semejanza de Dios y qué privilegio deberíamos de sentir al ser parte de la obra de un artista y escultor como el que tenemos, el mismo Dios.
Sí, es Dios quien nos moldea y aunque no lo veamos así, nos acompaña en todo momento y en cada uno de los procesos de nuestra formación y constitución de la gran obra de arte, y mejor aún, Él no nos deja por ningún momento solos, aunque para nosotros algunas situaciones sean difíciles, cansadas, interminables e incluso tan dolorosas, que creemos que ya no poder más; al final nos damos cuenta que es necesario que todas estas situaciones pasen para alcanzar la plenitud del plan perfecto y deseado por Dios para nosotros su obra de arte.
Si en este momento te imaginas una taza de porcelana, tan fina, ponte a pensar que: Antes de ser algo tan increíble, era tan solo un poco de tierra o barro, pero que un artesano sabio, le vio un verdadero y único propósito, la hizo suya, la tomó en sus manos y le fue dando forma, golpeándola, amasándola, después poniéndola en un horno tan caliente a tal punto que si la taza hablara le hubiera dicho: “Ya déjame en paz” y el artesano le hubiera contestado: “Aguanta, todavía no es hora”. Y sin bastarle todo eso, ya al sacarla del horno la pone en un estante y comienza a rasparla, lijarla, darle muchas vueltas, prácticamente a ahogarla en pintura y pensando que ya había terminado, la introduce en un horno aún más caliente que el primero; y es así como a veces nos sentimos y rogamos, suplicamos, gritamos, lloramos y lo único que vemos y escuchamos es a Dios diciendo: “Aguanta, todavía no es hora” y nos preguntamos si todavía hay esperanza de seguir aguantando todos los maltratos y la sensación de abandono.
Al final te das cuenta que tras todo lo vivido, por alguna razón casi inexplicable, aguantaste todo aquello y se abre una puerta que conduce a un lugar diferente, aquel barro que sufrió todo para ser una taza de porcelana tan fina, después de todo, resplandecía como sólo se vería en un sueño, a pesar de sufrir al ser moldeada por las manos del artesano, las raspadas, pulidas, la pintura; al final contemplan su hermosura.
Dios te dice esto ahora: “¿si te hubiera dejado como estabas?”, “Aguanta, todavía no es hora” Ahora eres una obra de mis manos y deseo terminarte y formar lo que imaginé cuando te comencé.
Tú eres la taza de la más fina porcelana; estás en las manos del mejor artesano: Dios. Confía en sus manos que te crearon y buscan formarte, aunque muchas veces no comprendas el por qué de todas las situaciones para ser esa obra de arte maravillosa y verdadera que resplandece, pues es claro que Dios que te ama, tiene un plan perfecto para ti y para cada uno de nosotros y no siempre lo entendemos, ese plan es ser a su imagen y semejanza para que a nombre suyo podamos llevar la luz al mundo.
No importa la situación en la que te encuentres, Dios no te ha abandonado, quizá estás en la etapa dentro del horno, tan solo ten fe y paciencia; escucha a Dios en tu corazón diciéndote: “Aguanta, todavía no es hora” y si sientes que la vida te duele, no te preocupes, es Dios moldeándote, lijando las asperezas, puliendo las impurezas, es Dios trabajando en ti.
El mundo te dice: Si te duele; busca otro camino y deja atrás lo divino. Dios te dice:¿Te duele? No te preocupes, soy yo trabajando en ti, de la misma manera que esta el barro en las manos del Alfarero, así estás también en mis manos.
Y nunca, por nada en la vida te sientas como un como una taza vieja que quizá ya no sirve para nada, el gran compositor y músico Beethoven tenía un pequeño piano conocido como “CLAVICORNIO” este estaba casi desbaratado, bueno, ese sí era un trasto viejo y no sonaba bien; sin embargo Beethoven se sentaba a tocarlo y lo hacía por largo tiempo y al terminar se le venían las lagrimas, sabías que Beethoven no escuchaba, pero “ayudado” por este “trasto viejo” sentía la música, la imaginaba, y la escribía, ¡Qué grandes, maravillosas y bellas composiciones hizo bajo estas condiciones! Si sientes que ya no sirvas para nada, o que ya es muy tarde, que eres una taza vieja, no te preocupes, los tiempos de Dios no son nuestros tiempos, su plan es perfecto para con nosotros, y nuestra hora llegará, nunca antes, nunca después, sino justo a la hora precisa que Dios hizo conveniente.
Así que no te sorprenda ni se te haga raro que te llegue el momento de alcanzar tu plenitud en la gran obra de arte de Dios, pues el siempre está diseñando cosas grandes y bellas para ti y contigo. Tan sólo ten fe, es la llave que mantiene abierta la esperanza y ten paciencia que es lo que la mantiene viva en tu corazón.
Artículo escrito por nuestro colaborador y católico con acción David López
Es en el crisol del fuego donde se purifica el oro…
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Leí en un libro que Dios le da la ciencia a sus hijos predilectos a través de la locura y el sufrimiento.Llenemonos todos de alegría .Exultemos de gozo cuando sintamos el dolor que nos redime. AMEN
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Hermoso,Dios todo lo hace perfecto ,si somos obra en sus manos ,esperemos en El pues nos dara lo mejor,lo q nos conviene y lo q esta planificado para nosotros,confiemos en El!!
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muchas gracias!!
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amen
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