CATÓLICOS CON ACCIÓN: RESPUESTA A UNA SOCIEDAD SIN DIOS

Actualmente vivimos la cultura de la velocidad, todo va muy rápido, tal parecería que los días corren, que el tiempo vuela y que los días parecen pestañeos de ojos. Vivimos una cultura de grandes adelantos médicos, científicos y tecnológicos, un presente de pensamientos profundos pero que carece de lo esencial para que el hombre pueda vivir a plenitud, Dios.

La cultura de nuestro tiempo no pretende matar a Dios, hace algo peor, lo ignora. Porque digo que es peor ignorar a Dios que matarlo, porque al morir una persona por lo menos nos queda el recuerdo de esa persona, pero el ignorar implica desprecio, es hacer de cuenta y caso que no existe aunque esté presente. Eso sucede en nuestra sociedad, simplemente nuestra sociedad hace caso omiso de la presencia y de la voz de nuestro Creador. Pero, ¿A dónde está la presencia de este Dios ignorado por esta sociedad?, ¿En qué lugar puedo escuchar la voz de este Dios Creador? La respuesta es muy sencilla, aunque requiere de mucho análisis.

Dios está presente en la Iglesia fundada por su Hijo Jesús, pero esta presencia más que en una estructura física se manifiesta en aquellos que hacen valer su condición de bautizados. No es nuevo que la sociedad busque callar la voz de Dios manifestada en su Iglesia, el libro de los Hechos nos muestra varios ejemplos de estos, pero el que más me llama la atención es el de San Pablo, arrestado en Jerusalén y acusado de atentar contra la sociedad judía, su religión, sus costumbres (Hch 21, 27 y los siguientes capítulos). Con esto pretendo dejar claro que desde su fundación a la Iglesia se le ha tratado de silenciar, ignorando así la presencia y la voz del Dios amoroso que sale al encuentro del hombre en la persona de Jesús para llevar la salvación. Con seguridad afirmo que es el mismo pecado que hace que el hombre ignore y rechace este mensaje de salvación.

Pero el problema va más allá, el mundo busca callar a la Iglesia como institución, busca ignorar la opinión de sus pastores, la descalifica y menosprecia; es ahí donde surge la interrogante: ¿Nuestros pastores son la Iglesia? Desde luego que no, ellos son una parte, la otra parte somos todos los fieles que en virtud de nuestro bautismo estamos llamados a dar testimonio de nuestra fe, por supuesto en comunión con  ellos, nuestros pastores.

Nuestra sociedad plantea un humanismo sin Dios, en lo personal yo estoy convencido que el humanismo sin Dios no es más que es un deshumanismo sistemático. En efecto, al ignorar la presencia y la voz de Dios, el hombre asume su condición de ser superior y con una actitud egoísta y avara busca complacer sus propios egos. Basta ver un ejemplo: El consumismo masificado, las grandes empresas venden productos, pero el problema no está en vender productos, sino en querer promover estilos de vida, nuevos modos de vivir.

Estos estilos de vida, son los que deshumanizan, los que ignoran la presencia y la voz de Dios; los que evocan la cultura del tener, del poder y del placer… porque en la medida que tienes adquieres poder, y el poder te lleva al placer. El hombre con tal de sustentar su “modo de vivir” destruye su entorno, su ecosistema, sus fuentes de vida y salud. Tal pareciera que el hombre está hecho para la sociedad y no como debería ser: la sociedad está hecha para el hombre.

Una sociedad sin Dios, es aquella que busca intereses particulares que se alejan de los valores evangélicos (Mt 5, 3- 11), una sociedad sin Dios es aquella que busca confundir con maneras de vivir “modernas o actuales” en contraposición con la voluntad de Dios y su designio amoroso (1 Tm 1, 9- 10).

Tu y yo vivimos insertados en esta sociedad, luchando por no ceder a sus pretensiones; tu y yo vivimos por no ser uno más del montón, pero falta algo, un mayor compromiso. A esta sociedad que está ignorando la voz de Dios (que es la misma que la de la Iglesia), tu y yo somos la esperanza, dice Mt 10, 16- 18: “Miren que los envío como ovejas en medio de lobos: sean, pues, precavidos como la serpiente, pero sencillos como la paloma. ¡Cuídense de los hombres! A ustedes los arrastrarán ante sus consejos, y los azotarán en sus sinagogas. Ustedes incluso serán llevados ante gobernantes y reyes por causa mía, y tendrán que dar testimonio ante ellos y los pueblos paganos”

 

En efecto, nuestro testimonio es fundamental ¿Cómo? Demostrando una nueva manera de vivir, planteando un estilo de vida que realice plenamente al hombre. Todo esto lo podremos lograr si permanecemos unidos a Cristo, para esto necesitamos orar más y con mayor fuerza, necesitamos empaparnos de la sabiduría de su palabra, llenarnos de su presencia en la eucaristía, y compartir nuestras bendiciones con los que están a nuestro alrededor como si fueran hermanos nuestros. (Hch 2 42- 47) Parece algo utópico, pero a lo largo de 2000 años muchos han creído, luchado e incluso ofrendado su vida por esto. No estoy de acuerdo en una sociedad “humana” sin Dios, no creo en eso; porque no puede existir el humano sin el ser que le ha creado y formado a su imagen y semejanza.

 

Por eso te invito a que vivas tu fe,  a que des testimonio de ella, a que junto con nuestros pastores seamos un solo cuerpo, una sola estructura con Cristo a la cabeza, para que nuestra sociedad crea en un Dios vivo y verdadero capaz de responder a todas las inquietudes del hombre y capaz de salvarlo de sus mismas iniquidades. Es tiempo de luchar, de no callar más, de salir de nuestras Iglesias y sin temor a denunciar que esta sociedad sin Dios no nos llevará a otra cosa que nuestra misma aniquilación. Te invito a que no solo seas la voz de Dios, sino sus ojos, sus manos sus pies, la misma presencia del Dios; te invito a que seas un católico con acción, en factor de cambio de la sociedad, empezando por tu entorno y transmitiendo con valentía la fe que has recibido en el bautismo. Recuerda: No estás solo, el Espíritu vive en ti y él quiere tomar las riendas de tu vida ¿Estás dispuesto? No te arrepentirás; porque el mundo no necesita palabras, sino católicos con acción, palabras que hagan obras para transformar.

Artículo escrito por nuestro Colaborador y Católico con Acción Pedro Mira 

4 Comentarios »

  1. Excelente artículo, digno de ser compartido para poner en práctica la misión evangelizadora de nuestra iglesia… para ser sal y luz. Gracias por esta valiosa iniciativa. Católicos con acción. Amén.

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